jueves, agosto 20, 2015

desde Carnaval de Sangre...

Último sueño

Al día siguiente de nuestra muerte, que en realidad fue solo la mía, descubrí que nunca estuve despierta y que tú nunca pudiste soñar. En mi último sueño ya estaba muerta, y mi cuerpo llovía en el horizonte entre mi cama y el acantilado del amor. Amaneció y me desvanecí entre mis sábanas. Aquellos laberintos de Insomnio eran el camino a un carnaval de sangre convertido en palabras. Solo soy el eterno silencio de un libro cerrado para los sueños.

Ana María Fuster Lavín

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